Resumen: LA AGRICULTURA ECOLÓGICA EN EL CONTEXTO DE LAS PROPUESTAS ALTERNATIVAS A LA AGRICULTURA INDUSTRIALIZADA




Los autores entienden por Agricultura Ecológica todas las que no utilizan productos químicos de síntesis independiente de las diferentes corrientes existentes. Ellos la definen como una alternativa a la agricultura convencional, pero dejan claro que el término Agricultura alternativa no es adecuado para representarla. Este texto trata de aclarar las principales diferencias conceptuales, dada la confusión de entendimiento de las diferentes corrientes de Agricultura Ecológica.
La agricultura biológica u orgánica vino con el foco minimizar el problema de la degradación del agroecosistema y producir alimentos sanos. La agricultura biodinámica, natural, Fukuoka, y otras serían derivaciones de la agricultura biológica u orgánica. La Agroecología nació pretendiendo firmar bases científicas para la agricultura ecológica, pero, sin embargo, su gran marco fue la inserción del enfoque en el campesinado, su cultura y conocimientos para resolver los problemas del agro.
La agricultura de bajos inputs externos es, como su nombre dice, la que hace uso de los recursos de la propia finca o del entorno próximo. Este enfoque muchas veces coincide con lo de la agrología tratando de metodologías participativas y aspectos holísticos, pero en otros se entiende como demasiado reduccionista, tratándose apenas del enfoque a una simple disminución de insumos.
Los autores transcriben CRAE (1990) como concepto consensuado de la agricultura ecológica, este trata de temas como calidad nutricional de los alimentos, trabajo con los sistemas naturales, uso de los ciclos biológicos, la fertilidad de los suelos, uso de recursos renovables, búsqueda de sistemas cerrados, uso de la materia orgánica, condiciones “naturales” de vida para los animales, diversidad genética, retornos económicos adecuados y satisfacción por el trabajo. El hecho de estar basada en ley y sujeta a certificación ha permitido crear un mercado creciente para los productos de estos sistemas. Sin embargo, la mayoría de los que se motivan a platicarla no poseen demasiada información sobre esta forma de producir y hacen simplemente substitución de los insumos por otros de origen natural vendidos en las casas comerciales y permitidos por la normativa de Agricultura Ecológica. De esta forma, la ecoagricultura de mercado esta siendo “abrazada” por la agricultura industrial, que rompe la coevolución del hombre con los ecosistemas a través de los procesos de privatización, mercantilización y cientifización de los recursos naturales. El foco pasa a ser una lógica del lucro.
Dentro del análisis de Sociedad de Masas surge el concepto de Centro-Periferia para tratar de las desigualdades sociales en la “sociedad moderna”. El Centro es identificado con el progreso-modernidad, y la Periferia con la atraso-tradicional. Dentro de este análisis es posible diferenciar una Agricultura Ecológica del Centro que vinculada al mercado y el estilo de vida y valores occidentales y Agricultura Ecológica de la Periferia que rechaza a los valores de los mecanismos del mercado y valora la pluralidad sociocultural. Esta última estaba embasada en el campesinado y sus tradiciones centradas en la familia y sus estrategias sucesorias para la supervivencia de las generaciones siguientes, con fuerte cooperación entre cultivadores vecinos y familiares, con uso múltiple de la heterogeneidad de sus campos y el respeto por los ciclos naturales y los sistemas de recuperación de la fertilidad. Para estos campesinos la supervivencia de sus hijos dependía de prácticas que garantizasen la producción ininterrumpida y fueran responsables con el manejo de los recursos naturales. Esta resiste a la “modernización” en las dimensiones económica, política y cultural.
La agricultura ecológica de centro se considera superior, moderna y al mismo tiempo alternativa a la agricultura “industrializada”. Actualmente IFOAM es el organismo internacional que organiza esta corriente contando con alrededor de 750 organizaciones miembros e instituciones en 104 países. Los sistemas agrarios admitidos se reducen a los que no se utilizan de productos químicos de síntesis. Los principales estilos de agricultura ecológica de centro son Agricultura orgánica-biológica, Agricultura biodinámica, Agricultura natural y Permacultura.
La agricultura orgánica-biológica iniciada por Sir Albert Howard y otros precursores se basó en preocupación por la degradación del suelo y el uso compost de residuos orgánicos para restaurar y mantener su fertilidad. Después de varios cambios y movimientos distintos esta forma de agricultura en la actualidad, lamentablemente está asociada a una agricultura de sustitución de insumos. En estos casos la sustentabilidad del agroecosistema es baja, porque no se desarrollan mecanismos de autorregulación del sistema. Los autores argumentan que este sistema puede ser útil para iniciar la transición hace la Agroecología, pero esta lejos de ella. El objetivo es la búsqueda de un consumidor de alto poder adquisitivo, sensibilizado con los problemas de la agricultura industrializada y que pueden pagar sobreprecio. Es una estrategia de mercado internacional, con el objetivo de abastecer el centro y norte de Europa, EE.UU., Japón, etc. Esta fuertemente basada en monocultivos, cultivo fuera de época, con importante costo energético. Se preocupa con problemas de bioseguridad, pero no contempla la diversidad de agroecosistemas, ni el papel de la diversidad cultural. Por otro lado, es la corriente con mayor capacidad de expansión, porque no modifica el enfoque de la agricultura industrializada y, por lo tanto, atrae inversiones de grandes empresas multinacionales interesadas en este nuevo mercado.
La Agricultura Biodinámica se basa en los presupuestos filosóficos de la Antroposofía o Ciencia Espiritual creada por el filósofo esotérico Rudolf Steiner. Tiene carácter religioso, ajeno a la ciencia con utilización de preparados en que se aplican diluciones análogas a las homeopáticas. Los ritmos naturales de la tierra son la base de sus teorías agrícolas. A partir de esto, Steiner propone una serie de prácticas agrarias concretas con el objetivo principal de evitar la degeneración de los alimentos, entendida como pérdida nutricional, y, en un segundo término, la de la Tierra. Es de gran importancia el concepto de "organismo-granja" que posee los atributos de cualquier organismo vivo, y los insumos son remedios para una finca que está enferma. Los productores biodinámicos han desarrollado importantes redes de comercialización y marcas propias, DEMETER y BIODYN, insertándose plenamente en el mercado, a través de la firma de contratos de producción, de transformación y comercialización. Como la influencia de la Antroposofía fue mayor en Centroeuropa, allí se encuentra su principal mercado.
La Agricultura Natural fue desarrollada por Masanobu Fukuoka propone un manejo de mínima intervención con respeto e imitación a la Naturaleza y forma parte de una filosofía integral que incluye cambios en la dieta, medicina, hábitos, desarrollo espiritual y una masiva vuelta al campo en pequeñas aldeas de campesinos autosuficientes. Fukuoka no es simpatizante de la Agricultura Orgánica-biológica porque incrementa el esfuerzo del agricultor para obtener su cosecha, y continúa alterando permanentemente los ciclos de la naturaleza haciendo necesaria la inversión constante de energía en el agroecosistema. La Agricultura Natural se basa en la mínima intervención humana como no labrar, no emplear fertilizantes, ni plaguicidas, no escardar y no podar. Este manejo permite no alterar el suelo en ningún momento, lo cual es buena parte de su éxito productivo. Las principales críticas a este sistema son por minimizar la importancia de la intervención humana en los sistemas, y por traer un enfoque antisociedad.
La Permacultura es una aplicación de la propuesta de Fukuoka a las sociedades urbanas avanzadas creada por Bill Mollison. Abandona la cosmovisión de Fukuoka para basarse en la planificación Ecológica, la Ingeniería del Paisaje y la Arquitectura, y a una sofisticada utilización de energías renovables. Sus prácticas se basan en la reducción en el consumo de energía no renovable, generación y conservación de la energía dentro del sistema, garantía de un suministro permanente de agua de buena calidad a través de manejo y reciclaje, y el control de fenómenos naturales tales como el fuego, temperaturas extremas y viento. Es más que nada un método de diseño y planificación en que se deben tener en cuenta las funciones que desempeñará cada elemento y sus interrelaciones, para obtener ahorro de energías no recuperables, la economía de funcionamiento y la reducción del esfuerzo humano. Las principales críticas a este sistema son relativas a poca relación de sus sistemas de diseño y propuestas con la realidad social y cultural de cada localidad.
Dada la complejidad que encierra este tema los autores trataron de diferenciar y calificar cada corriente desde sus bases científica-técnica o filosófica espiritual que la sostiene, como también sus características prácticas, histórico y actual contexto. Algo interesante en el abordaje utilizado fue el análisis Centro-Periferia en que las diferentes Agriculturas Ecológicas son vistas desde la óptica de su público creador y analizadas en las dimensiones política, económica y cultural.

Resumen del texto original de Gloria Guzmán Casado y Eduardo Sevilla Guzmán con mismo titulo.

Resumen: MANEJO AGROFORESTAL

El autor comienza su descripción hablando de los conceptos, definiciones y características originarias de los sistemas agroforestales (SAF). Los SAF surgieron a partir de la necesidad de sistemas para producción simultánea de madera y alimentos. Sin embargo, su eficiencia en tierras marginales, erosionadas los llevó a otro nivel de importancia siendo utilizados también como tecnología conservacionista.
La definición de los SAF dada por el ICRAF resalta las interacciones económicas y ecológicas entre los componentes como resultado de dichos sistemas de doble propósito. La definición de Carlowitz modificada por Torquebiau resalta la combinación de producción y servicios en una forma sustentable y diversificada como elemento clave del los SAF.
El conjunto de criterios usados para análisis, definición y clasificación de SAF son de Base estructural (refiere a la distribución espacial), de Base funcional (refiere al papel del sistema), de Base socioeconómica (refiere al nivel de insumos y intensidad de manejo), de Base ecológica (refiere a la adaptabilidad ecológica).
Los SAF combinan en sus sistemas tres componentes principales; árboles; cultivos/pastizales; y animales. Por la combinación de estos componentes los SAF pueden ser clasificados como agrosilvícolas, silvopastoriles y agrosilvopastoriles.
Los pricipales diseños de los SAF en las regiones templadas son las Cortinas rompevientos, Sistema silvopastoril, y los Sistemas de cultivos en callejones, cultivos intercalares o intercultivos.
Las Cortinas rompevientos son plantaciones de árboles en líneas con el doble propósito de protección de viento y producción de madera. Estas cortinas pueden determinar aumento de los rendimientos y reducción los inputs necesarios, proveyendo calidad ambiental y eficiencia productiva, mejorando incluso la eficiencia en el uso del agua. En algunas regiones estas cortinas naturales son indispensables para la protección contra las tormentas pueden provocar daños severos y frecuentes. En otros casos las cortinas son utilizadas para controlar los problemas de contaminación provocados por los residuos de criaderos y agroindustrias. La efectividad de estas estructuras es determinada por la altura de la cortina, la densidad, la orientación y largo. La cortina genera un microclima en el área protegida con aumento de la temperatura y humedad y reducción de la evaporación.
El Sistema Silvopastoril también se conoce como sistema foresto-ganadero y consiste en la asociación de cultivos de árboles con forrajes y producción ganadera. La producción de fitomasa es limitada por la sombra de los árboles, pero por otro lado, sus hojas son en muchos casos un recurso forrajero importante. La sombra puede aumentar el contenido de proteína cruda y disminuir el de carbohidratos en los pastizales. En estos sistemas es fundamental el cuidado con la densidad de plantación, el arreglo de la plantación, la orientación de las hileras y con los fenómenos alelopáticos, para que el sistema pueda tener su eficiencia garantizada.

Los Sistemas de cultivos en callejones, cultivos intercalares o intercultivos: consiste en la asociación entre plantación de árboles y siembra de cultivos de cosecha. Las ventajas de este tipo de manejo son la diversificación de las inversiones a corto y largo plazo. Se pueden utilizar especies forestales convencionales, pecan, nuez, vides, oliva, higos, frutales de carozo, asociados a cereales, hortalizas y aromáticas.

Resumen del texto original de Ricardo Biani con mismo titulo.

Resumen: Los Organismos del Suelo

El autor en este texto expresa un overview taxonómico de todos los organismos vivos del suelo, pasando por los macro y micro animales, plantas, algas, hongos, actinomicetos y bacterias, destacando sus funciones, importancia e interacciones.
Los roedores casi siempre dificultan el uso agrícola de los suelos por sus madrigueras, pero por otro lado tiene importantes efectos de incorporación de materia orgánica, aireación y drenaje. Muchos de los insectos así como los miriápodos, cochinillas, cardadores, babosas y caracoles inician los procesos de descomposición que son protagonizados por las bacterias y los hongos.
Las lombrices son destacadas como de importancia mayor entre los macro animales del suelo por digerir mas de 37 toneladas de tierra seca por hectárea cultivada al año, dejando los nutrientes más asimilables por las plantas y, por lo tanto, afectando favorablemente la fertilidad de los suelos. También favorecen la aireación y el drenaje, mezclan y granulan el suelo y aumentan el tamaño y estabilidad de sus agregados. Las lombrices son más abundantes en suelos con alta humedad, buena cantidad de materia orgánica, temperatura y pH favorables.
Los nemátodos son gusanos ahilados casi siempre son microscópicos y muy abundante en los suelos. Estos pueden ser saprófitos, predatores y parásitos de plantas, siendo los últimos de mayor importancia agrícola, en especial los del género Heterodera. Los protozoos son organismos unicelulares muy sencillos. Estos están divididos en amibas, ciliados o infusorios, y flagelados. Son muy abundantes y en muchos casos son responsables por enfermedades graves del hombre y de los animales. La mayor parte de los protozoos viven próximos a la superficie y pueden alcanzar 1.000.000 de individuos por gramo de suelo. Se alimentan de materia orgánica y en algunos casos de bacterias. Los rotíferos son microanimales que poseen un disco retráctil con circunferencias de cilios usados para alimentación y un pie usado para fijación. Fueron considerados por el autor como de pequeña importancia.
Las raíces de las plantas superiores son las más importantes como proveedoras de materia orgánica al suelo en grandes cantidades. Las raíces absorben nutrientes solubles de la solución del suelo, forman ácidos orgánicos que actúan como solventes y excretan compuestos que estimulan la microflora y otros microorganismos. En la rizósfera la cantidad de microorganismos puede ser 100 veces mayor que en otras partes del suelo.
La mayor parte de las algas del suelo necesitan vivir en la superficie y obtener su energía de la luz solar, pero algunas son capaces de alimentarse de la materia orgánica. Las algas pueden ser azuladas – verdosas, verdes y diatomeas. Las algas en algunos casos contribuyen al contenido orgánico del suelo y en otros en la fijación del nitrógeno, como en los casos de los arrozales.
Los hongos son formas de vida de naturaleza filamentosa que, en muchos casos, forman estructuras macroscópicas en especial cuando forman cuerpos fructíferos. Los hongos pueden se levaduras, mohos y setas. Los Mohos son los hogos más abundantes en el suelo y responden a la aireación del suelo, a presencia de materia orgánica descomponible y a pH bajos. Estos hongos microscópicos efectúan una pequeña descomposición de la materia orgánica en suelos ácidos. Los principales géneros son Penicillium, Mucor, Trochoderma y Aspergillus.
La importancia de los hongos está en su capacidad para descomponer la materia orgánica incluso las substancias más resistentes como la celulosa, almidón, gomas y lignina. Los hongos son más eficientes que las bacterias en la descomposición de la materia orgánica liberando menos CO2 y NH4+. Estos actúan fuertemente en la estabilización de agregados del suelo. La otra importante función de los hongos está en la asociación simbiótica con raizes de plantas, generando efectos de aumento de la superficie efectiva de absorción de las raíces.
Los actinomicetos son unicelulares pero se parecen a los mohos por ser filamentosos. Responden a la humedad y aireación. Son más resistentes a sequía que las bacterias e mohos, pero son sensibles a acidez. Solo son menos numerosos que las bacterias y son los principales responsables por el común aroma a tierra mojada. Actúan en la disolución de la materia orgánica y liberación de sus nutrientes en especial el nitrógeno.
Las bacterias son los seres unicelulares más abundantes en el suelo. Ellas se multiplican por división celular a cada 30 minutos aproximadamente si las condiciones son favorables. Si hay alimento y humedad su crecimiento exponencial le lleva a colonizar rápidamente el substrato a partir de sus esporas u otras formas de estadio vegetativo y latente. Las bacterias pueden ser autótrofas que obtienen su energía de la oxidación de los constituyentes minerales o heterótrofas que se alimentan de la materia orgánica del suelo. Las bacterias son responsables por las transformaciones enzimáticas fundamentales, que son nitrificación, oxidación del azufre y fijación del nitrógeno. Las bacterias pueden ser aerobias, anaerobias o facultativas, y su desarrollo esta íntimamente relacionado al contenido de humedad y aireación.

La fauna del suelo casi siempre posee individuos que de alguna forma son nocivos para las plantas superiores, sean los roedores y los topos, los caracoles y las babosas o insectos plagas. Los nemátodos constituyen plagas difíciles y costosas de ser controladas. La microflora posee especies que son serias enfermedades de las plantas superiores sean bacterias, hongos y actinomicetos. Las enfermedades ocurren debido a una gran variedad de organismos y si ha tomado pie, es muy difícil exterminarla. La rotación de cultivos es la mejor manera de combatir enfermedades por promover la ausencia del huésped. Otra forma de combate es la regulación del pH para niveles no tolerados por el patógeno. Algunos microorganismos pueden competir con las plantas por los nutrientes por el secuestro o inmovilización temporaria de nutrientes en especial el nitrógeno. En otros casos pueden reducir las cantidades de O2, o pueden dejar solubles substancias a niveles prejudiciales para el normal crecimiento de las plantas.

Por otro lado, la vida en el suelo posee innumerables efectos benéficos directos e indirectos, entre ellos están: la descomposición de la materia orgánica y disponibilización de nutrientes; fortalecimiento de la estabilidad de los agregados del suelo y mejoría de otras características físicas y químicas del suelo; producción de ácidos de efecto disolvente de ciertos minerales; formación de sulfatos y compuestos amónicos y nitratos importantes para la nutrición de las plantas; oxidación del Fe y Mn que en niveles elevados pueden ser tóxicos a las plantas y fijación del nitrógeno atmosférico, en especial en simbiosis con las leguminosas.

Resumen del texto original de Buchman, H.O. y N. Brady con mismo titulo.

Resumen: Desde una agricultura sostenible a sistemas agroalimenticios sostenibles.

En este texto Stephen Gliessman discute el tema sostenibilidad de la agricultura a través de un enfoque centrado en sistemas agroalimenticios sostenibles. El autor presenta la sostenibilidad como una condición que sobrepasa prácticas, conceptos y principios ecológicos de un agroecosistema. En este sentido afirma que para alcanzar la sostenibilidad es necesario también, más allá de la sostenabilidad interna al agroecosistema, llevar en cuenta los mecanismos de producción, distribución y consumo de alimentos y sus complejas interacciones con los aspectos ecológicos, sociales, técnicos y económicos.

Sobre los cambios hacia sistemas agroalimenticios sostenibles, el autor presenta las siguientes consideraciones: a) Los sistemas agroalimenticios actuales son extremamente influenciados por factores económicos que definen sobre lo qué producir y cómo producir en los agroecossistemas sin llevar en cuenta los efectos negativos de largo plazo. No obstante para pensar en sostenabilidad hay que pensar en otra economía, que no sea apenas basada en el corto plazo y en cálculos de costos que no contabilizan los efectos negativos sobre el medio social y ambiental involucrados en el proceso de producción, distribución y consumo; b) la tecnología es equivocadamente reconocida como la clave para solucionar todos los problemas y desafíos que se plantean para la agricultura. Sin embargo, el actual sistema alimenticio basado en la “revolución verde” tiene, por un lado, agravada la situación de degradación ambiental y, por otro, por no enfrentar los problemas sociales como el hambre mundial y la concentración de la tierra; c) aunque la sostenabilidad tenga el agroecosistema y sus aspectos ecológicos como punto de partida, ese no se alcanza sin considerar los factores sociales, económicos, culturales y políticos, ya que los agroecosistemas son manejados por los humanos, lo que apunta para la posibilidad de cambio de enfoque de la sostenibildad , de los agroecosistemas a la sostenibilidad de los sistemas alimenticios;

El autor discute también la definición de la agricultura sostenible a partir de una visión sistémica de la producción de alimentos, nutrición animal y producción de fibra en un proceso que equilibra sus preocupaciones, con equidad, con los aspectos de la salud ambiental, justicia social y viabilidad económica entre los sectores de la población en carácter global. Esta definición permite visualizar las interconexiones e interrelaciones entre los componentes ecológicos y sociales del agroecossitema desde sus fundamentos del sistema social y ecológico (el contexto del agroecosistema), su estructura y función, indicadores de sostenibilidad, hasta la condición de sostenibilidad.

Además el autor profundiza su punto de vista sobre los factores sociales claves en el sistema alimenticio. Sobre esto afirma que la manera como están organizados los sistemas alimenticios es incompatible con la sostenibilidad, pues crea, por un lado, condiciones para el establecimiento de desigualdades sociales y, por otro, sus prácticas son degradantes de los recursos naturales. Como alternativa aconseja el establecimiento de un conjunto de componentes sociales y de relaciones organizadas en una forma diferente basados en: equidad (mayor equidad entre la gente en términos de poder económico, propiedad y control de la tierra, y acceso y control del conocimiento agrícola y de los recursos); patrones alimenticios sostenibles (cambio en la dieta actual – centrada en productos animales, grasa, vegetales y frutas - por una dieta menos exigente en tierra, energía y recursos naturales y financieros, que es la basada en el consumo de granos); control del crecimiento de la población (compatibilizar el crecimiento de la población mundial con el desarrollo de sistemas alimenticios sostenibles); autosuficiencia y bioregionalismo (promover y apoyar el control local de tierra, o uso del conocimiento local, el involucramiento humano directo en la producción agrícola y la independencia económica en contraposición a la creciente integración de los agroecosistemas a una agricultura convencional, promoviendo una mayor dependencia de los agroecosistemas y agricultores a los agentes externos, sobretodo en insumos y conocimientos).

Otro aspecto importante tratado por el autor en este texto es sobre las relaciones entre agroecología y los cambios en el contexto social de la agricultura. Para tanto, plantea relaciones que refuerzan cambios sociales en el contexto general de la agricultura, siendo los más importantes: la reducción del uso de insumos externos recomendado en el manejo agroecológico lleva a una mayor autonomía económica del agroecosistema; valorización del conocimiento práctico de los agricultores y trabajadores agrícolas dándoles mayor poder de demandas de un tratamiento equitativo; el enfoque agroecológico valorizando los conocimientos de las condiciones locales, ecosistemas locales y cultivos locales fomenta un enfoque biorregional de la agricultura que estimula los agricultores a una apuesta de largo plazo en la integridad ecológica de sus agroecosistemas; los principios agroecológicos son mejor aplicados en escala relativamente pequeñas y por eso refuerza la producción de alimentos para el consumo regional y también una distribución más justa de tierra y beneficios económicos; la agroecologia reconoce el valor de los sistemas tradicionales y así contribuye para la existencia de ese tipo de agricultura sostenible; el manejo agroecológico se hace mejor sin el uso de maquinaria y se apoya en el uso del trabajo humano, en el conocimiento, juicio y destreza tecnológica, lo que provee trabajo y formas de vida digna para mucha gente.

Para concluir, el autor llama la atención a la necesidad de algunos cambios para lograr una agricultura sostenible. Primero, el cambio tiene que ocurrir en las instituciones de investigación agrícola y los otros sitios involucrados en expandir el conocimiento agrícola. Otro cambio importante, debe ocurrir en las bases de los agricultores de países en desarrollo, creando nuevos ejemplos de prácticas de agricultura sostenible y luchando para conservar sus formas de vida y, finalmente, el cambio debe darse también en el sistema global en el cual se aplica la agricultura actualmente.

Resumen del texto original de GLIESMAN con mismo titulo.

Resumen: Descomposición de la Materia Orgánica

En este texto el autor desarrolla una completa descripción de cómo la materia orgánica es degradada por los microorganismos del suelo, sirviéndole de alimento. La composición de la materia orgánica es muy variable de acuerdo con la fuente y la edad del organismo de origen. Así, es compuesta por celulosa, hemicelulosas, lignina, la fracción soluble en agua, los constituyentes solubles en alcohol y éter, proteínas y minerales. La asimilación es el proceso por el cual el sustrato se convierte en carbono protoplásmico donde 40% del carbono es transformado en tejido microbiano y el resto se libera en forma de CO2 o se acumula como producto de desecho. La flora fúngica libera generalmente menos CO2 porque es más eficiente en su metabolismo que otros organismos. Durante la asimilación, sustancias inorgánicas son inmovilizadas reduciendo la cantidad de nutrientes aprovechables por la planta en el suelo.
En seguida el autor discurre un poco respecto los métodos para medir la degradación de materiales orgánicos que son la respirometría, la medición de pérdida de peso y análisis de la alteración de niveles de constituyentes específicos, enfocando más detalladamente el primero.
A pesar de la diversidad de materiales de sustratos y su heterogeneidad química, algunos fenómenos son universales. Primero, debe ocurrir oxidación que reduce el tamaño de los materiales y posibilita que sean consumidos por los microorganismos porque el metabolismo intracelular se da apenas con algunos azúcares simples y ácidos orgánicos. Cuando se agregan sustratos simples al suelo éstos se metabolizan fácilmente, pero con un aparente período de retraso llamado de fase lag o de adaptación. La degradación del humus y la descomposición de materiales carbonados agregados fueron considerados separadamente.
De 2 a 5% del carbono presente en el humus puede ser mineralizado al año, pero la cantidad que se pierde es generalmente compensada por el retorno de materia orgánica proveniente de la vegetación atingiendo un balance equilibrado de este material en el suelo. Las condiciones ambientales afectan el crecimiento microbiano y, por lo, la tasa con la cual la materia orgánica es transformada. El uso agrícola de los suelos también influye, elevando la destrucción de materia orgánica que se estabiliza en niveles cercanos a la mitad del contenido inicial. Otros factores juegan también un papel principal como condicionadores del proceso, tales como, temperatura, pH y humedad. Sin embargo, la liberación de CO2 es proporcional al nivel de materia orgánica en el suelo. Cuando los sustratos carbonados se incorporan al suelo hay un incremento en el contenido de CO2 del aire del suelo. Para investigar la producción de CO2 acrecentada por la adición de materiales orgánicos se marca la sustancia agregada con 14C radioactivo, lo que permite distinguir la imprimación (o no) causada por la adición de materiales frescos al suelo.
Un fenómeno comentado por el autor como de gran importancia práctica como causador de pérdida de productividad agrícola y por dificultar el mantenimiento de carreteras es el fenómeno de la subsidencia, donde el suelo se contrae hasta 7 cm al año por pérdida de volumen relacionado a descomposición de la materia orgánica.
La mineralización de materiales orgánicos agregados al suelo depende básicamente de la temperatura, suministro de O2, humedad, pH, nutrientes inorgánicos y la proporción C:N. La temperatura y la tasa de la mineralización del carbono directamente proporcionales, siendo las mayores tasas encontradas cerca de 35 a 40º C. A partir de esta temperatura la descomposición termofílica se inicia. La aireación también estimula la mineralización del carbono desde que la humedad sea adecuada. El nitrógeno es una sustancia importante para el crecimiento microbiano siendo la degradación de materia orgánica acelerada por la mayor disponibilidad de este nutriente. El contenido relativo de este elemento es medido por la relación C:N, al final de la descomposición esta delación es de aproximadamente 10:1, por ser este el contenido en las células microbianas muertas. Todo lo que excede esta proporción es perdido por volatilización durante la descomposición. Los materiales ricos en lignina son descompuestos con menor rapidez por los micro-organismos que los que no la poseen, por eso se da la resistencia de la madera y el aserrín a la descomposición. El tamaño de las partículas también influencian el proceso siendo la velocidad de descomposición mas rápida cuanto menor fueren las partículas de origen.

En la mineralización aeróbica que es de baja producción de energía, el carbono orgánico no es metabolizado totalmente y se acumulan sustancias intermediarias. Se produce CH4 y pequeñas cantidades de H2. Los ácidos orgánicos y alcoholes se acumulan debido a la fermentación en los suelos húmedos, las primeras son importantes para el desarrollo radicular.

La flora de suelo es influenciada por la cantidad, tipo y disponibilidad de materia orgánica y su composición química. Cada tipo de flora es responsable por oxidar ciertos compuestos químicos. Los tipos de flora son la primaria y secundaria, si están presentes las sustancias carbonadas, entonces prolifera la primaria. La flora secundaria hace uso de las substancias producidas por la flora primaria y, por lo tanto, responde de forma más tardía a adición de materiales orgánicos.

Resumen del texto original de M., Alexander con mismo titulo.

Resumen: ALCANZANDO LA SOSTENIBILIDAD.

En este texto el autor discute sobre qué es necesario tener en cuenta para concluir si un agroecosistema es sostenible o no y determinar por qué; o especificar como construir un ecosistema sostenible en una biorregión particular. Presenta parámetros de sostenibilidad – características claves específicas de los agroecosistemas que juegan un papel clave en su función - y determina en qué nivel o condición se deben mantener estos parámetros para que la función sea sostenible.

El proceso de identificar los elementos de sostenibilidad empieza con dos tipos de sistemas existentes: los ecosistemas naturales y los agroecosistemas tradicionales. Ambos han demostrado sostenibilidad a lo largo del tiempo en términos de la mantención de productividad y cada uno ofrece un tipo diferente de base epistemológica. Entonces, a partir de esas referencias de sistemas es posible llegar a un término medio, junto a la estructura y función de ecosistemas naturales hacia la conversión de agroecosistemas no sostenibles a los de tipo sostenibles.

Comparando ecosistemas naturales, agroecosistemas sostenibles y agroecosistemas convencionales verificamos que la diversidad, la resiliencia y la autonomía están más cercanos en los ecosistemas naturales y más lejanos en los agroecosistemas convencionales. De esta comparación se puede llegar al principio general de que cuanto mayor la similitud estructural y funcional de un agroecosistema con los ecosistemas naturales de su región biogeográfica, más grande la probabilidad de que el agroecosistema sea sostenible.

Los agroecosistemas tradicionales son reconocidos por la ciencia agroecológica como ejemplos de función sostenible que hace uso de un sofisticado conocimiento ecológico aplicado. De otra manera, el llamado proceso de modernización de la agricultura, continuará destruyendo el conocimiento probado en el tiempo que estos sistemas engloban; un conocimiento que podrá servir como punto de partida para la conversión de sistemas más sostenibles en el futuro.

Las principales características de los agroecosistemas tradicionales son: no dependen de insumos externos adquiridos en el mercado; hacen un uso amplio de recursos renovables y disponibles localmente; enfatizan el reciclaje de nutrimentos; tienen impactos benéficos o con un efecto negativo mínimo en el ambiente, dentro y fuera de la unidad de producción; están adaptados o son tolerantes a las condiciones locales, en lugar de depender del control o la alteración total del ambiente; son capaces de aprovechar todas las variaciones microambientales en el sistema de cultivo, la unidad de producción y la región; maximizan los rendimientos sin sacrificar la capacidad productiva a largo plazo del sistema como un todo y la habilidad de los humanos para usar los recursos de manera óptima; mantienen diversidad espacial y temporal; y continuidad; conservan la diversidad biológica y cultural; se apoyan en el uso de variedades de cultivo locales y a menudo incorporan plantas y animales silvestres; usan la producción para satisfacer primero las necesidades locales; son relativamente independientes de factores económicos externos; y están construidos sobre el conocimiento y la cultura de los habitantes del lugar.

La crisis por la que pasa la agricultura moderna, sobretodo en lo que concierne a la agresión del medio ambiente está llevando muchos agricultores convencionales a una transición hacia prácticas ambientalmente más sanas, y que tienen potencial para contribuir a la sostenibilidad a largo plazo (Nacional Research Council 1989). Varios factores están animando a los productores a comenzar este proceso de transición: el costo ascendente de la energía; los bajos márgenes de ganancia de las prácticas convencionales; el desarrollo de nuevas prácticas que se vislumbran como opciones viables; la creciente conciencia ambiental entre consumidores, productores y entidades reguladoras y, mercados nuevos y más fuertes para productos agrícolas cultivados y procesados con métodos alternativos.

El proceso de conversión es normalmente complejo y puede requerir cambios en las prácticas de campo, y en el manejo cotidiano, la plantación, la comercialización y la filosofía de la unidad de producción. Los siguientes principios pueden ser tomados en cuenta en el camino de la transición: Cambiar de un manejo de flujos de nutrimentos a uno de reciclaje de nutrimentos; usar energía de fuentes renovables en reemplazo de fuentes no renovables; eliminar el uso de insumos humanos externos no renovables, sobretodo los que dejan residuos contaminantes; priorizar el uso de materiales naturales en lugar de usar insumos sintéticos, manufacturados; manejar las plagas, enfermedades y arvenses en lugar de “controlarlas”; reestablecer las relaciones biológicas que pueden darse naturalmente en la granja en lugar de reducirlas o simplificarlas; hacer combinaciones más apropiadas en el patrón de cultivos, y el potencial productivo y las limitaciones físicas del paisaje agrícola; usar una estrategia de adaptación del potencial genético y biológico de las plantas cultivables y especies animales, a las condiciones ecológicas de la granja, y no modificarla para satisfacer las necesidades de cultivos y animales; valorar más el estado general de salud del agroecosistema, que el producto de un sistema de cultivo o el de una temporada del año; enfatizar la conservación del suelo, agua, energía y recursos biológicos; incorporar la idea de la sostenibilidad a largo plazo en el diseño y manejo del agroecosistema en conjunto.

Es posible hablar que hay por lo menos tres niveles distintos de conversión hacia la sostenibilidad o hacia sistemas más sanos del punto de vista ambiental: Nivel 1 - incrementar la eficiencia de las prácticas convencionales para reducir el consumo y uso de insumos costosos, escasos, o ambientalmente nocivos. Practicado en gran medida por la investigación agrícola convencional.
Nivel 2 - Sustituir prácticas e insumos convencionales con prácticas alternativas. En este nivel, la meta de conversión es reemplazar prácticas y productos que degradan el ambiente y hacen un uso intensivo de los recursos, por aquellas que sean más benignas ambientalmente. La investigación en producción orgánica y agricultura biológica ha enfatizado esta vía. En los sistemas convencionales también se dan aquellos que sustituyen insumos.
Nivel 3: Rediseño del agroecosistema de manera que funcione sobre las bases de un nuevo conjunto de procesos ecológicos. Más que encontrar formas más sanas de resolver problemas, se previene su aparición. La investigación en producción agroecológica trabaja en este nivel.

La evaluación de los esfuerzos de conversión en granjas individuales ayudará a convencer a segmentos más grandes de la comunidad agrícola, de que la conversión a prácticas sostenibles es posible y económicamente factible. El tiempo necesario para completar el proceso de conversión depende en gran medida del tipo de cultivo o cultivos que se tiene, de las condiciones ecológicas donde se encuentra localizada la granja y de la historia previa de manejo y uso de insumos. Para cultivos anuales, el período de tiempo podría ser tan corto como tres años, y para sistemas ganaderos y cultivos perennes, el período es probablemente de al menos 5 años. El estudio del proceso de conversión implica varios niveles de análisis y toma de datos:
1. examina los cambios en los procesos y factores ecológicos en el tiempo mediante muestreos y seguimiento.
2. Observa cómo cambian los rendimientos con el cambio de prácticas, insumos, diseños y manejo.
3. Entiende los cambios en el uso de energía, mano de obra y rentabilidad que acompañan los cambios mencionados anteriormente.
4. Basado en observaciones acumuladas, identifica los indicadores clave de la sostenibilidad y continúa su seguimiento en el futuro.
5. Identifica los indicadores que son de fácil acceso al productor y pueden ser adaptados para programas de seguimientos en granjas, pero que están relacionados con nuestra comprensión de la sostenibilidad ecológica.

Para establecer criterios para la sostenibilidad agrícola el problema central es saber cómo los parámetros ecológicos del sistema están cambiando en el tiempo. ¿Las bases ecológicas de la productividad del sistema están manteniendo o mejorando, o se están degradando de alguna manera? Un agroecosistema que será improductivo algún día nos dará numerosas pistas sobre su condición futura. Sus fundamentos ecológicos pueden estarse destruyendo a pesar de seguir dando rendimientos aceptables: la erosión progresiva de la capa arable del suelo; acumulación de las sales; reducción de la diversidad de la biota del suelo. Los insumos en fertilizantes y plaguicidas permiten enmascarar estos signos de degradación pero, hay algunos que pueden ser detectados por el agricultor o el investigador. Una multitud de parámetros ecológicos, todos interactuando, determina la sostenibilidad; considerar cada uno independientemente o apoyarse en sólo unos poco puede ser erróneo. Además, algunos parámetros son más críticos que otros y los logros en un área pueden compensar las pérdidas de otras.

El análisis de la sostenibilidad o insostenibilidad de los agroecosistemas se puede aplicar en una variedad de formas. Los investigadores o agricultores pueden usar alguna de las siguientes, en forma individual o combinada: proporcionar evidencia de insostenibilidad en una unidad de producción para motivar los cambios en ella; proveer evidencias de la insostenibilidad de sistemas o prácticas convencionales en forma general, para argumentar cambios en la política agrícola o valores sociales con respecto a la agricultura; predecir cuánto tiempo puede mantenerse productivo un sistema; predecir formas específicas para evitar un colapso productivo en ausencia del rediseño completo del agroecosistema; sugerir maneras de restaurar o regenerar un agroecosistema degradado;

Para los agroecosistemas convencionales la productividad es medida en términos de rendimiento. Sin embargo, solo la medida de la producción no es adecuada, porque la meta es la producción sostenible. Esto significa centrarse en la productividad el conjunto de procesos y estructuras seleccionados y mantenidos activamente por el productor para producir la cosecha. Desde una perspectiva ecológica, la productividad es un proceso de los ecosistemas que implica la captura de la energía lumínica y su transformación en biomasa. Es en esta biomasa finalmente, en la que descansan los procesos de la producción sostenible. Así, en un agroecosistema sostenible, la meta es optimizar el proceso de productividad, de tal forma que asegure el rendimiento más alto posible sin causar degradación ambiental, más que pugnar por e rendimiento máximo a cualquier costo. Si los procesos de productividad son ecológicamente sanos, la producción sostenible sobrevendrá.

Es necesario parámetros ecológicos que se pueden estudiar y monitorear en el tiempo, para evaluar la transición hacia la sostenibilidad o a la insostenibilidad. Estos parámetros incluyen aspectos tales como diversidad de especies, contenidos de materia orgánica y profundidad de la capa arable del suelo. Para cada parámetro la teoría ecológica sugiere un tipo general de condición o cualidad que es necesaria para el funcionamiento sostenible del sistema tal como la alta diversidad, alto contenido de materia orgánica y capa arable de gran espesor. Las tasa específicas, niveles, valores y estatus de estos parámetros, que juntos indican una condición de sostenibilidad, variarán. Sin embargo, para cada agroecosistema, debido a las diferencias en el tipo de unidad de producción, recursos utilizados, clima local y otras variables específicas al lugar donde están localizados. Cada sistema, por lo tanto, se debe estudiar separadamente para generar conjuntos de indicadores de sostenibilidad específicos.

La investigación agroecológica estudia el cimiento ambiental del agroecosistema, así como el complejo de procesos implicados en el mantenimiento de la productividad a largo plazo. También, establece las bases ecológicas de la sostenibilidad en términos de uso y conservación de recursos, incluyendo el suelo, el agua, los recursos genéticos y la calidad del aire. Así mismo, analiza las interacciones entre los muchos organismos del agroecosistema, empezando a nivel del individuo y terminando a nivel del ecosistema, a medida que se revela la dinámica del ecosistema en su conjunto.

Los conceptos y principios ecológicos en los cuales está basada la Agroecología, establecen una perspectiva del sistema en su totalidad para el diseño y manejo de sistemas agrícolas sostenibles. La aplicación de métodos ecológicos es esencial para determinar: 1) si una práctica agrícola en particular, un insumo o una decisión de manejo es sostenible, y 2) cuál es el fundamento ecológico para el funcionamiento a largo plazo de la estrategia de manejo escogida. La perspectiva holística de la Agroecología significa que en lugar de enfocar la investigación en problemas muy específicos, o en una sola variable en un sistema de producción, estos problemas o variables se estudian como parte de una unidad mayor.

Para que la investigación agroecológica contribuya a lograr una agricultura más sostenible, debe establecerse un marco para medir y cuantificar la sostenibilidad (Liverman et al. 1988, Gliessman 1990b). Los agricultores deben ser capaces de evaluar un sistema específico para determinar qué tan lejos está de la sostenibilidad, cuáles son los menos sostenibles, exactamente cómo se puede cambiar para lograr ser sostenibles. Una vez que se diseña un sistema con la intención de que sea sostenible, los agricultores deben ser capaces de darle seguimiento para determinar si se ha logrado este funcionamiento. Las herramientas metodológicas para completar esta tarea pueden tomarse prestadas de la ecología. La ecología ha desarrollado un conjunto de metodologías para la cuantificación de características del ecosistema, tales como el reciclaje de nutrimentos, el flujo de energía, la dinámica poblacional, la interacción de las especies y la modificación del hábitat. Usando estas herramientas, las características de los agroecosistemas y cómo son afectados por los humanos se pueden estudiar desde un nivel tan específico como un individuo de una especie, hasta un nivel tan amplio como el del ambiente global.

Para finalizar, el autor afirma que un enfoque agroecológico es más que la ecología aplicada a la agricultura. Debe considerar una perspectiva cultural a medida que se expande para incluir a los humanos y sus impactos en los ambientes agrícolas. Los sistemas agrícolas se desarrollan como resultado de la coevolución que ocurre entre cultura y ambiente, y una agricultura verdaderamente sostenible valora tanto los componentes agroecológicos como los humanos, así como la interdependencia que se desarrolla entre ambos.

Resumen del texto original de Stephen Gliessman con mismo titulo.

Resumen: ORÍGENES HISTÓRICOS DE LA AGROECOLOGÍA

El autor empieza su línea descriptiva hablando en términos cronológicos de la Agroecología en sus tres décadas de existencia, sobre las adaptaciones que sufrió y las evoluciones conceptuales que la llevaron lo que es actualmente.
La Agroecología surgió como referencia al estudio de efectos ambientales sobre plagas, después fue ganando amplitud y complejidad.
La actual Agroecología posee una vasta influencia de los análisis científicos de los conocimientos y practicas agrícolas de las culturas campesinas, transmitidas y conservadas por generaciones. Esto se dio en contrapunto a la corriente científica predominante que tiende a marginar estos conocimientos campesinos por no haber sido construidos sobre las bases metodológicas aceptadas por la academia. La Agroecología viene en rescate de estos conocimientos redescubriéndolos “científicamente” y abordándolos con un enfoque más integral de los procesos agrarios.
La Agroecología analiza la actividad agraria considerando el medio ambiente ecológico y social, tratando de llevar a sistemas agrícolas con sostenibilidad a largo plazo. La ruta evolutiva de la Agroecología pasó por una asociación entre Agronomía y Ecología de cultivos, pasando en los años 80 a considerar los aspectos sociales como variables clave para el desarrollo rural. Sus principales influencias pasan primero por su relación con los movimientos ambientalistas que incorporaron una crítica de fondo ético a la agronomía convencional y su tecnicismo implícito. Sin embargo, según el autor, la influencia decisiva para el marco conceptual de la Agroecología vino de la Ecología como ciencia con estudios de los ciclos de nutrientes, las interacciones de las plagas y cultivos, y en estudios de sucesión ecológica. La Geografía y la Antropología y sus estudios de las culturas tradicionales también marcaron la Agroecología, en ellas se exploró ampliamente las interacciones entre sociedad y naturaleza. Los estudios dedicados al desarrollo rural tuvieron gran peso en el perfil del pensamiento agroecológico actual, con análisis de la globalización y la integración de economías, locales, nacionales e internacionales, y sus impactos sociales y ambientales. Estos trabajos trajeron a los campesinos para el foco de la extensión rural, y los técnicos fueron encuadrados como dinamizadores de un proceso de desarrollo protagonizado por las comunidades rurales. Por ultimo, la Agroecología surgió de la interacción entre todas las disciplinas citadas y los conocimientos de las comunidades rurales, principalmente de Latinoamérica.
El pensamiento científico convencional aplicado a la agricultura trata de la explotación agraria aislada de los factores circundantes, la Agroecología trae un enfoque global haciendo uso de distintas ciencias naturales y sociales para comprender los procesos agronómicos, económicos y sociales. Según el autor la Agroecología, a depender del punto de vista, podría ser considerada como un instrumento metodológico para comprender mejor el funcionamiento y la dinámica de los sistemas agrarios.
El compromiso de los agroecólogos es con los campesinos que sufren directamente los costos sociales y ambientales del modelo de agricultura capital-intensiva que predomina actualmente. Por lo tanto, la Agroecología toma también un carácter misionero de compromiso con el desarrollo de los países pobres a través de un enfoque multidisciplinar de valoración de la cultura productiva local.
El Agroecosistema pasa a ser la unidad de análisis, donde desde una perspectiva agronómica, propone una adecuada utilización por parte de los seres humanos. La articulación entre hombre y agroecosistema se manifiesta en una estructura de automantenimiento, autorregulación y autorrenovación. Por lo tanto, las diferentes sociedades producen sus condiciones de existencia y desarrollo a partir de su relación con la naturaleza y sus mecanismos. El potencial agrario de los ecosistemas ha sido captado por los agricultores a través de un proceso continuo e histórico de ensayo, error, selección y aprendizaje cultural que ha durado siglos. La Agroecología reivindica la apropiación de estos conocimientos más ajustados al potencial de los agroecosistemas, que a su vez fueron desarrollados por las culturas campesinas para la apropiación de los recursos naturales.

Resumen de texto original de Manuel González de Molina con mismo titulo.

Resumen: Métodos de Conservación y Acrecentamiento de Enemigos Naturales como Estrategia en el

El autor empieza a describir la importancia de pensar en un programa de manejo de plagas, planificar una conservación efectiva de los enemigos naturales, a través del manejo del medio ambiente de forma de favorecer sus condiciones de supervivencia y reproducción.
En este sentido la aplicación de plaguicidas se constituye en el primer y principal factor que puede romper el equilibrio dinámico de las poblaciones de plaga y enemigos naturales. O sea, el uso indiscriminado de plaguicidas no selectivos lleva al rompimiento de este equilibrio, que podría tardar hasta 4 años para ser reestablecido, después de la interrupción de su uso. De esta forma se hace necesario conocer el efecto de los plaguicidas que utilizamos sobre los enemigos naturales para que podamos conservarlos en un dado plan de manejo.
Los plaguicidas pueden afectar a los enemigos naturales por destrucción directa, ruptura de las cadenas alimentarías o por repelencia. Para evitar estos efectos adversos se debe pensar en el uso de insecticidas selectivos, planificación del momento en que debe realizarse la aplicación del plaguicida y jamás hacer uso de plaguicidas sin que esto sea necesario, o sin que las plagas hayan alcanzado niveles de daño económico.
El autor describe que así como los insectos plagas, los enemigos naturales también pueden manifestar resistencia a insecticidas. Una razón para que no se observe con frecuencia la resistencia de enemigos naturales a los plaguicidas es que estos no se pueden desarrollar si los plaguicidas hacen que la sobrevivencia del hospedante como la presa sea muy baja para mantener a los enemigos naturales. Otra razón es que el uso discontinuo de los plaguicidas elimina la presión de selección continuada sobre los enemigos naturales. También se puede atribuir este hecho al limitado poder de dispersión de los enemigos naturales resistentes. A pesar de ser posible el desarrollo de enemigos naturales resistentes, es preferible que se usen prácticas que los conserven.

El autor coloca que es imprescindible que existan reservorios de enemigos naturales fuera del área cultivada, a través de la mantención de malezas hospedantes de plagas y sus enemigos naturales. Otra práctica es evitar usar manejos que pueden ser perjudiciales para los enemigos naturales como el disqueo, la siega y el quemado. También es importante el mantenimiento de la diversidad y hospedantes necesarios haciendo uso de policultivos, que naturalmente son sistemas más estables ecológicamente, y sembrando franjas de otros cultivos hospederos. Una estrategia también comentada es la creación de refugios artificiales.
Para asegurar la sobrevivencia del enemigo natural durante el año se hace necesario que las fases biológicas adecuadas a los hospedantes estén disponibles en el momento y lugar requerido por ellos. Para tanto se hace necesaria la siembra de diferentes cultivos en los alrededores y el uso de la diversidad a través de la mantención de malezas. Por otro lado, se debe pensar también en la sobrevivencia de otros insectos que pueden ser hospedantes de parasitoides.
En muchos casos les falta a los enemigos naturales alimentos como polen y néctar, o incluso agua, para favorecer su sobrevivencia dentro de los cultivos. Para eso se pueden sembrar plantas productoras de néctar para proporcionar alimento a los enemigos naturales. También se pueden hacer aplicaciones suplementarias de alimentos para promover el incremento de las poblaciones de enemigos naturales, en especial al inicio de de la temporada.

En condiciones naturales el clima puede tener efectos negativos en la sobrevivencia de los enemigos naturales, haciendo necesario que se utilicen algunas técnicas para atenuar estos efectos, tales como: uso de riegos; cultivos cubiertos; modificación de la poda; cambios en la cosecha.

El uso de cualquiera de las técnicas mencionadas dependerá de cada cultivo, región y condiciones específicas. En especial la protección de los enemigos naturales contra los plaguicidas es una estrategia básica y transversal a todos los cultivos.

Resumo del texto original de Carlos González Muñoz con mismo titulo.

Resumen: Sucesión y Rotación de Cultivos

La sucesión de cultivos es la no repetición en el tiempo y en el mismo espacio de los mismos cultivos año traz año, pudiendo tratarse de cultivos de largas extensiones pero que no se repiten en el tiempo. La rotación de cultivos sería una sucesión de cultivos de forma recurrente y regular durante varios años donde el mismo cultivo podría repetirse en el mismo lugar en intervalos regulares después de haber pasado otros cultivos en el mismo local.

Una mayor disponibilidad de nutrientes puede ser obtenida por la acumulación de materia orgánica a través de un manejo más eficiente de rastrojos. Las leguminosas pueden ser usadas en una rotación como forma de incorporar nitrógeno atmosférico. Aún cuando no están relacionadas al aumento de los niveles de nutrientes el cambio de cultivos con diferentes sistemas radiculares, pueden mejorar la eficiencia en la explotación de nutrientes del volumen de suelo.

El control de plagas y enfermedades es el más importante efecto de la rotación de cultivos. El mayor control de plagas y enfermedades se da por romper los ciclos reproductivos y por favorecer en muchos casos la acción de los enemigos naturales.

La disminución de las malezas invasoras persistentes es otro efecto de la rotación de cultivos. El autor argumenta que las malezas en muchos casos deben se entendidas como plantas indicadoras que se desarrollan en un campo por el agotamiento o sobre acumulación de alguno de los nutrientes. Otro detalle es que no se debe buscar la erradicación total de malezas por tratarse de refugio a los enemigos naturales de plagas y enfermedades.

La rotación de cultivos posee efecto benéfico también sobre la estructura del suelo. Esto es resultado del aumento de la materia orgánica, de la colonización por diferentes sistemas radiculares y por la menor necesidad de movilización del suelo y su consecuente rompimiento de estructura.

Los exudados radiculares de raíces parecidas o iguales inhiben sus crecimientos mutuamente, con el tiempo de monocultivo estas substancias se acumulan provocando un mal enraizamento y crecimiento deficiente. Por lo tanto, la rotación de cultivos favorece el crecimiento por evitar este efecto alelopático al evitar la acumulación de sustancias inhibidoras.

Con la diversificación de los cultivos y su asociación con crianzas de animales se elimina la dependencia de las condiciones de mercado y sus fluctuaciones de precios, estos también son efectos importantes de la rotación de cultivos. Además, la mejoría de productividad y la optimización de la utilización de los suelos al largo de las estaciones del año traen efectos económicos importantes.

La planificación de una rotación debe ser hecha en bases a criterios técnicos que son: incorporación de cultivos de leguminosas y abonos verdes; uso de cultivos con sistemas radiculares diferentes; separación de cultivos con susceptibilidades similares a pestes, enfermedades y malezas; incremento de los niveles de materia orgánica del suelo.

El diseño de la rotación debe ser concebido en tres fases: identificación de la capacidad de uso de los suelos; selección de las tecnologías y recomendaciones técnicas de sucesión adecuadas; e investigación de la historia del suelo para ajustar las recomendaciones según la realidad local.

Resumo del texto de Cristián Valdivieso Rodríguez con mismo titulo.